miércoles, 14 de agosto de 2013
Capitulo veintiuno.
• Capitulo veintiuno. - Well done.
Tener a Justin presente en la sesión de fotos empezaba a ser incómodo, más que nada por la fina tela que cubría mi cuerpo y sinceramente agradecía eso de que él ya hubiera decidido marcharse, él no tiene porque aguantar todas las cosas que yo haga.
Roxanne era una chica muy encantadora y trabajadora, ella lo demostraba con sus dotes junto a la cámara, ella prácticamente sabía manejar su cámara a la perfección. La forma en la que esta fundía sus dedos en la réflex no lo podía hacer cualquiera, prácticamente parecía haber nacido con una cámara entre sus manos.
Al acabar la sesión de fotos volví a vestirme como había venido, camisa blanca, shorts tejanos y unas converse también blancas.
Salí de la sala en busca de Kim, realmente Justin se las apañaría solo para buscarme si realmente él quería eso o simplemente si lo prefiere quizás marche a casa.
— ¡Ash! —Dice una voz chillona, de inmediato volteo y veo a Kim caminando apresuradamente mientras pega pequeños sorbos a su café.
— Hey —Sonrío y la saludo moviendo la mano.
— ¿Qué tal fue la sesión? —Mueve sus cejas.
— Bueno, bien, pero me sentí rara posando tan… —La voz chillona de Kim no deja que acabe la frase.
— ¿Sensual?
— Sí, será eso. —Frunzo el ceño y río.
— ¿Vamos a comer? Hay una cafetería aquí mismo.
— Está bien, vamos.
— Espera, ¿Y Justin? ¿No estaba contigo? —Frunce el ceño y mira a su alrededor esperando encontrarle.
— No, él decidió marchar a casa, tenía unos asuntos pendientes. —Hago una mueca, lo de mentir realmente no es que sea mi especialidad.
— ¿Enserio? —Dice una voz aterciopelada; Justin. — Creía que me avisarías al terminar. —Enarca una de sus cejas.
— Sí bueno, a eso iba. —Miro a Kim, ella nos mira interrogantes. — Lo que sea, vayamos a comer Kim. —Sonrío falsamente ignorando totalmente a Bipolar.
Creo que Bipolar va más con él que Justin, simplemente a partir de ahora lo llamaré así, es más su estilo, más como es él.
El ojimiel chasquea su lengua mientras niega sonriendo algo divertido, yo lo fulmino con la mirada, esperando que él diga ya algo por fin con sentido.
— ¿Qué educación es esa Johnson?
— Creo que tratándose de ti está bien ser así. —Digo tajante, él endurece su mirada, deja de sonreír para tensar su mandíbula; maldita sea se ve bien sexy haciendo eso.
— Puedes venir. —La rubia salta a la acción, cómo no, tenía que interrumpir esta tensión alguien o simplemente acabaríamos todos muertos entre las miradas fulminantes que ambos lanzamos.
— Gracias. —Le sonríe Justin tierno.
Odio que Justin se muestre tan agradable con los demás, es como una faceta totalmente falsa por su parte, algo que no existe. Simplemente lo demostró el otro día cuando creía que él era un chico encantador y tierno, incluso romántico. Pero no, todo se fue al traste cuando él mismo se delató con unas simples palabras.
Al llegar a la cafetería me pude dar cuenta de que todos tenían un enorme respeto por Kim la cual seguramente la respetan y admiran tanto o bien por su trabajo u por quien es su “padre”.
Ella pidió una ensalada, yo pedí lo mismo, realmente no quería comer un perrito caliente ahora mismo ya que quedaría ordinario comer comida basura siendo modelo de su línea de ropa, prácticamente un insulto hacia ella. Justin en cambio pidió una hamburguesa y realmente lo envidio, cuanto me hubiese apetecido a mí comer esa clase de comida y no una simple y empalagosa ensalada.
La comida simplemente puedo decir que sólo hablaba Kim, sinceramente Justin también hablaba, pero sólo se limitaba a contestar algunas de las cursilerías que la rubia decía.
+
{Justin.}
“Bien hecho” decía Jeremy mientras palmeaba mi espalda y me alentaba a hacerlo aún mejor de lo que lo había hecho.
Jeremy mientras yo entrenaba mis dotes con el arma me presentó algunos compañeros que formaban parte de su “familia” la mafia Guerini. En ellos figuraban dos chicos de mi edad, creo que un año más pequeños, dos gemelos, Zac y Nelson Denti, eran bastante divertidos, andaban constantemente bromeando y fardando mientras mostraban algunas de sus habilidades. También pude conocer a Leonardo Farnesi, un mulato de ojos verdosos el cual supuestamente tenía más nivel y poder en la mafia después de mi padre, él se ocupaba de todo cuando Jeremy tenía otros asuntos que resolver y todos por alguna forma u otra le tenían mucho respeto, aun así lo trataban de colega.
— Tío Justin eso no se hace. —Grita Ryan levantándose del suelo dispuesto a perseguirme.
Ryan Butler un chaval de unos 19, al igual que yo era el hijo mayor de Ben Butler, un intimo amigo de mi padre aquí en Italia, él le ayudó bastante. Al parecer cuando Jeremy llegó a Italia no conocía a mucha gente, tenía ya sus contactos porque ya era mafioso, por eso el decidió alejarse de mí, para protegerme, pero en ese entonces no era tan poderoso y no conocía mucho.
— Joder, la manejas jodidamente bien ¿estás seguro que jamás utilizaste una? —Pregunta atónito Nelson mirando la increíble R15 que sostengo entre mis manos.
— Nunca. —Sonrío victorioso al saber que todos están alucinando con mi manejo.
— Estoy deseando ver cómo te cargas a la escoria de Ronald. —Asegura Ryan.
— Esta noche. —Guiño un ojo mientras escondo la R15 entre mi camiseta.
— Hijo, tendrás el honor, y piensa que lo llevamos buscando desde ya hace un tiempo. —Interrumpe Jeremy mientras limpia el sudor que cae por su frente con su camiseta.
— Lo sé, sé que es muy importante matar a ese tipo y créeme lo haré sin pudor. —Sonrío de lado mirando a cada uno de los chicos.
— Realmente es algo difícil la primera vez que matas a un hombre Bieber. —Murmura Zac.
— Bueno, eso es para una persona cualquiera, yo no soy un cualquiera ¿entiendes? La sangre Bieber es más fuerte que todas las demás —Palmeo su espalda caminando hacia Jeremy.
— Me alegra oír eso hijo, realmente no deberás pensarlo ni un solo segundo, debes hacerlo sin más, tu cerebro ahí debe de quedar a un lado, no dejes que él te traicione. —Dice algo serio. — Lo digo porque me ha pasado y es una jodida mierda, debes hacerlo como si tu vida fuera en ello, habrá veces en las que realmente tu vida dependa de un simple balazo.
— Lo sé, amo el peligro ¿Qué es lo que te hace dudar tanto? No soy un jodido marica. —Río entre dientes.
— Espero que estés en lo cierto Justin.
— Será todo un honor aniquilar a cada cerdo que juguetee con lo que no debe. —Susurro rascando mi nuca.
— Bien dicho Bieber. —Grita Ryan dándome ánimos desde unos pocos metros.
Al entrar dentro de casa veo como Ashley mira la televisión algo aburrida mientras mordisquea una barrita de chocolate, suspiro al ver semejante escena, tan caliente pero tierna a la vez.
— No seas estúpido. —Murmura Jeremy a la vez que se aleja de mi para subir las escaleras, yo lo miro interrogante, aun que él está de espaldas a mi puedo notar como ríe.
— Eh, ¿Qué ves? —Digo mirándola, ella deja de mirar la televisión para dirigirme una mirada un tanto de sorpresa.
— No lo sé.
— ¿No sabes lo que ves? —Frunzo el ceño, la miro divertido.
— Hago zapping. —Murmura ella fijando su vista en la tv.
— Ah, eso está bien. —Ella me mira y enarca una de sus cejas, yo hago una mueca. — Digo que…
— Déjalo. —Interrumpe ella. — ¿Qué querías?
— ¿No puedo sólo venir a ver qué haces?
— ¿Después de todo? —Noto como se pone nerviosa, un pequeño tic en sus labios la delata siempre.
— Mira, que hiciera aquello no quiere decir que tengamos que estar enfadados ¿sabes? —Suspiro pesadamente sentándome a su lado.
— Si esperas que todo vuelva a ser como antes entonces vas muy mal. —Espeta.
— Ashley…
— No. —Vuelve a interrumpir. — Haberlo pensado antes, realmente eres un jodido capullo, bueno, no sé si lo eres, pero te comportaste como tal, ¿acaso crees que no tengo sentimientos? —Dice desesperadamente, yo vuelvo a suspirar intentando contenerme, acaricio su mano.
— Sí, lo sé, sólo fue una completa estupidez, cosas que suelen hacer los tíos muy a menudo; ser estúpidos. —Le doy la razón.
Ella se deshace de mi mano, coloca un mechón que cae por su rostro tras su oreja y suspira a la vez que después murmura algo que no logro entender, pero creo que maldice una y otra vez el que yo esté jodiéndola y maldita sea odio verla así por mi culpa, quizás soy un completo estúpido no debí de decir aquello pero simplemente es lo mejor.
— Dejémoslo ¿vale? Paso de malos royos, sólo podemos hablar y no estar tratando todo el rato de evitarnos pero nada, repito, nada volverá a ser como antes. —Aclara mientras apaga la tv.
— Está bien, respeto tu opinión. —La miro, ella se ve tan bonita, es perfecta, su piel blanca es perfección cuando la ves fusionada con ese tierno rostro, adoro esos pequeños diría que casi invisibles lunares* que adornan su mandíbula.
— ¿Qué harás hoy? —Pregunta ella curiosa haciendo que salga de ese glorioso trance.
— Voy a ir con Jeremy y los chicos a tratar unos asuntos. —Miento, aun que en cierta forma digo la verdad.
— ¿Qué asuntos?
— Unos. —Digo tajante. — ¿Y tú? —Intento cambiar de tema, no puedo decirle sin más que voy a matar a un tipo.
— No lo sé. —Encoje sus hombros. — Quizás dé una vuelta por el jardín, es inmenso y me gustaría salir a tomar aire, ya sabes, pensar. —Sonríe levemente, en realidad me relaja ver como ella sonríe, adoro su sonrisa o quizás toda ella.
— Bien. —Sonrío junto a una mueca. — Debo irme, me esperan, espero que pases una bonita tarde, nos vemos. —Camino hacia la puerta decidido a reunirme con los chicos, antes de salir la miro por última vez, ella me mira, una mirada un tanto triste pero con esperanza, yo solo puedo sonreír y rezar porque esto salga bien.
+
— ¿Qué no sabes donde están los Lavrov? —Sonrío maliciosamente, no puedo esperar por ver volar los sesos de este cerdo.
— No. —Musita él.
— ¡Pequeño cerdo mentiroso! —Grito apegando mi querida y fiel amiga R15 junto a su asquerosa frente.
— No, espera, no puedes matarme, no me conoces, ¡soy inocente! —Grita el treintañero suplicando por su vida.
— Y una mierda. —Susurro cerca de su oído, la adrenalina empieza a recorrer a una extrema velocidad por mis venas.
— ¿No sabes seguro donde están Ronald? —Pregunta Jeremy mirando fijamente al castaño.
— ¡Lo juro dios mío, esto es una puta jugada, ellos quieren que me matéis, ellos saben que me tenéis, pero lo que no sabéis es que muchos de sus hombres están vagando por Italia, es más Florencia y no dudarán en mataros joder! —Grita desesperadamente al borde del llanto, yo miro a Jeremy y a los chicos sonriente, no puedo esperar, la curiosidad me empieza a matar.
— ¿Vas a suplicar por tu vida? ¿Por tu mierda de vida? —Sujeto con más firmeza que antes el arma.
— Tengo familia, un hijo de dos años, mi mujer sufrirá, dios líbrame de estos malditos asesinos. —Cierra sus ojos rezando por que el fin de su vida no esté cerca pero se equivoca.
— Escorias como tú no merecen vivir, nadie juega con los Bieber, con Justin Bieber. —Aprieto el gatillo haciendo que sus sesos vuelen por toda la sala, sonrío al saber que he hecho lo que debía, que mi padre está orgulloso y que ahora más que nunca he hecho lo que tanto esperaba, saber cómo se siente.
Una substancia rojo metal cubre todo el viejo suelo de la caseta, el olor empieza a invadir mis fosas nasales haciendo que una arcada me venga, pero es controlable.
Miro a los chicos y a papá, ellos muy orgullosos celebran mi primera víctima, mi primer asesinato, Jeremy sonríe satisfecho, él camina hacia mí, yo guardo mi arma y en cuestión de segundos él rápidamente me estrecha entre sus fuertes brazos haciéndome sentir por primera vez querido por mi propio padre, y dejadme decir que se siente genial.
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