martes, 23 de julio de 2013

Capitulo catorce.






•Capitulo catorce – Dad.
{Justin}

Hacía un bonito día soleado, pero no dejaba de ser como los demás días, normal y corriente.

Al subir a mi habitación diviso los tacones de Ashley tirados por ahí, sonrío ante eso recordando la escena de anoche. Recuerdo haberle gritado que se los dejaba, pero simplemente no me escuchó, despareció entre la gran multitud.

Los agarro, tengo que llevárselos e intentar hablar con ella sobre lo ocurrido, espero que no quiera matarme porque ella quiso que eso pasara aun que bueno, estaba borracha, pero qué más da, ella quiso, eso es lo que importa, no puede acusarme.

Miro la ventana de Ashley, esta está entreabierta, su cortina está corrida, pero puedo entrar, los dejaré ahí y más tarde iré a hablar con ella. Aun que con un poco de suerte quizás ella se encuentre en su rosada habitación y entonces me sea más fácil.

Miro hacia el árbol que hay entre ambas ventanas. Ya había saltado de lado a lado una vez, ¿Porqué no otra? Con la ayuda del árbol es bastante fácil seguramente.

Me impulso hacia este con los grandes tacones de aguja en mis manos, miro la altura que hay entre la ventana y el suelo. Como mucho una torcedura o algo así, nada más grave que eso. Salto del árbol quedando enganchado en la ventana, entonces aparto esa cortina, al parecer es muy sedosa.

Ahí está ella la completa bipolar de Ashley durmiendo a las 14:20 de la tarde. Río al pensar en que estará agotada y seguramente por esa razón aún no se ha despertado.

Dejo los tacones en la gran alfombra rosa chicle que está bajo el tocador. Camino hacia ella sin hacer mucho ruido, cuando estoy frente a ella sonrío. Ella se ve muy tierna durmiendo, prácticamente como un ángel.

Acaricio una de sus rechonchas mejillas rosadas, son muy suaves, apenas recordaba lo que era tocarlas.

Rio entre dientes, o yo soy un mal pensado o simplemente digo cada dos por tres cosas con doble sentido. Aun que afirmaría que es la primera opción.

Dejo de acariciar sus mejillas cuando ella suelta un “Uh…” Murmura algo pero no lo logro entender, debe de estar soñando, o eso espero.

Sus ojos se entreabren, pestañea seguidamente hasta que la información parece llegarle al cerebro entonces abre sus ojos y grita.

— Shhhhhhh —Tapo su boca. — Si tu abuela se entera de que estoy aquí arriba pensará muy mal y no quieres eso ¿cierto? —Niega con la cabeza.

— ¿Qué haces aquí? —Se incorpora mientras pone una mano en su cabeza y hace una mueca de dolor.

— Tus tacones, los dejaste en mi dormitorio. —Aclaro mi garganta. — ¿Te duele verdad? —Sonrío de lado.

— Aja, y se siente de lo más horrible. —Frunce el ceño, queda mirándome a los ojos.

— Bueno… —Camino hacia la ventana para irme.

— Justin. —Susurra ella haciendo que de la vuelta rápidamente.

— ¿Si?

— No te vayas. —La miro confuso, me acerco. — Digo, no quiero aburrirme. —Lleva su mirada a sus manos al ver un pequeño arañazo ensangrentado.

— Eres una fiera. —Río entre dientes recordando la palabra exacta que usó Christian para describirla en la pelea.

— Ella se sobrepasó. —Refunfuñó ella.

— Aún no sé porqué pelearon. —Dije curioso.

— Ella cree que estoy por ti y que voy a quitarle a su dueño—Ríe, la acababa de llamar perra río también.

— Bueno en realidad no sé porque cree eso, ella y yo no somos nada, solo es mi… —Intento buscar la palabra pero ella se adelanta.

— Puta. —Dice sin más preámbulos, yo asiento y río.

— Que directa.

— No soy una cría Justin.

— Ya, ya me lo demostraste ayer. —Frunzo el ceño, no quería decir eso, no así.

Ella cierra sus ojos cansada y suspira a la vez que pasa una de sus delicadas manos por su rostro pasando uno de los mechones de su cabello tras su oreja.

— Me… ¿Perdonas? —Susurra ella.

No puedo perdonarla porque simplemente ella… No era ella. Y me tendría que perdonar ella a mí por “abusar” así un poco de ella estando borracha.

— Eso hazlo tú conmigo.

— No, porque tú eres un tío, y es obvio que no piensas con tu cabeza ante una situación así. —Dice seria.

Eso me hace gracia, exploto a risas, ella me mira interrogante, lo dice todo tan tranquila… Ella es tan, tan natural.

— ¿Acabas de llamar tontos a los tíos? —Enarco una de mis cejas.

— No quería decir eso. —Hace una mueca y ríe. — Tú ya me has entendido, es lo que cuenta. —Río, ella sonríe tímida.

— Tengo que irme Ashley, debo ir a la casa de unos conocidos, allí conoceré a mi padre. —Suspiro, no quiero irme ahora.

— ¿Tu padre? ¿Ya? ¡Eso es genial! —Rápidamente la tengo entre mis brazos.

— Bueno…

— No estés nervioso. —Dice ella como si leyese mi pensamiento.

Suspiro, acaricio su cabello, realmente es suave, y no sé porqué amo su olor a fresa. Necesito saber que champú usa digo, no lo pienso usar yo, olería a nenaza, pero es jodidamente adictivo y pasaría horas oliéndolo.

Ella se separa de mis brazos, me mira a los ojos. Sus ojos cristalinos como siempre se hunden en los míos como si ambos quisieran fusionarse y convertirse en uno sólo.

Acaricio con mi pulgar su mejilla, las comisuras de sus labios, estos están abiertos como la última vez cuando los besé. Pero ella al fijarse en que estoy mirando sus labios los cierra, hace una fina raya de ellos y carraspea dando unos pasos hacia atrás.

— Bueno, ya me dirás qué tal te ha ido. —Sonríe dándome energía como solo ella sabe hacerlo. — No olvides ser tú mismo, quieras o no es tu padre. —Alza sus brazos y los deja caer bruscamente mientras camina hacia su cama y empieza a hacerla.

Sonrío como un bobo. No entiendo la razón del porqué sonrío así, pero de lo que estoy seguro es de que ella tiene razón, y no sé porqué creo que todo empieza a ir bien, como antes.

Miro su trasero, solo lleva una camiseta larga y cuando ella se estira para llegar a la otra punta de la cama esta se encoje con ella y veo sus braguitas, eso hace que un escalofrío recorra toda mi espalda. Trago saliva, me acerco a la ventana y antes de cruzar me giro.

— Bonito trasero. —Río entre dientes, veo como ella abre los ojos y se sonroja.

— ¡Cerdo! —Grita.

Río, esta chica es fe lo más rara, en realidad lo es solo un poco. Bueno, no, no me puedo mentir en eso, es muy rara, tonta, pero eso la hace ser especial y creo que somos muy parecidos en ese aspecto y es por ello que ha sido mi mejor amiga durante tantos años.

+

Trago saliva, mamá me mira y acaricia mi espalda, intentando hacer que me calme.

Entramos en la mansión de los Thompson, realmente Jeremy y mamá no saben la mierda en la que estoy metida y creo que sobretodo mamá no debería de enterarse. Ella con estos temas es muy frágil y no quiere que piense que estoy en las drogas. Hace un tiempo me drogué pero eso fue al inicio de tener los diecisiete, era una mala época y necesitaba experimentar, pero por suerte no me hice adicto a esa mierda y con algo de cabeza logré dejarlas.

Tocamos al timbre unas 2 veces, trago saliva. Nos recibe Derek, me mira con cara de asco, pero yo no soy menos y le devuelvo la mirada. Ese chico aún no había descubierto el Justin agresivo y espero que no lo llegue a descubrir, porque si fuera él no solo me largaría de Stratford, me largaría de Canadá.
— Hey. —Digo mientras paso como si estuviese en mi casa.

Volteo a ver a mamá sin dejar de caminar hacia adelante, esta rueda los ojos y camina cabizbaja hacia mí.

— No debes de ser así hijo. —Susurra, yo la rodeo poniendo uno de mis brazos sobre su hombro.

— Le conozco, hay confianza.

— ¿Le conoces? ¿De qué? —Frunce el ceño.

— De las salidas con los chicos. —Miento.

Nos acercamos a un gran salón. En el techo una enorme lámpara de vidrios, al otro extremo de la sala una gran chimenea, un sofá color crema con cheslón y unas butacas a conjunto con este.

Derek nos da una señal, pretende que nos sentemos en el sofá y allí esperemos a Jeremy que al parecer llegará junto a Edward.

Pasan unos largos minutos hasta que unas voces de hombres inundan la sala, estas provienen del pasillo y cada vez están más cerca.

Trago saliva, intento pensar en que no todo puede ir tan mal, en que quizás deba darle una oportunidad como muy bien dijo Ashley.

Los dos hombres quedan parados en medio de la sala, uno de ellos sonríe, este lleva un traje color chocolate y una corbata color cobre, el otro hombre va trajeado también pero su traje es grisáceo y su corbata negra, él simplemente mira el suelo, no se ve capaz de mirarnos, entonces doy por entendido que él es Jeremy, mi padre.

Lo miro analizándole, es la primera vez que lo veo en toda mi vida, y puedo ver que me doy un aire a él, este fija su mirada en mamá serio, pero después esboza una sonrisa al verme, yo solo intento sonreír pero creo que no funciona, solo elevo algo las comisuras de mis labios.

— Justin. —Susurra mientras se acerca.

Yo me levanto del sillón educadamente para recibirlo.

Voy a extender mi mano pero él simplemente se adelanta dándome un cálido abrazo, uno familiar, un abrazo que un padre suele dar a un hijo, y yo por primera vez en mi vida acababa de tener uno de esos.

— Jeremy. —Ahora sí lo hago, sonrío.

— Puedes llamarme papá. —Contesta con un acento italiano bastante marcado.

Miro a Edward, este ríe entre dientes, y Derek simplemente cruza sus brazos serio mientras queda apoyado en el marco de una gran puerta.

— ¿Ya les has contado Bieber? —Dice Derek sonriendo de lado.

Lo miro mal intentando hacer que se calle, no debe decir nada y menos ahora, de lo contrario uno de mis puños irá contra su cara.

— ¿El qué? —Él ríe, sabe perfectamente lo que estoy pensando.

— En que me diste mal la droga y ahora te vas a arrepentir. —Escupe.

— ¿De qué habla? —Pregunta mamá acercándose.

— De nada, no habla de nada.

— Oh, ¿tu mamita no lo sabe Bieber? Qué lástima que se entere así, de esta forma. —Ríe. —Tu hijo me vende droga.

La mira de mamá se fija en mí y queda confusa mirándome unos minutos sin apenas pestañear, como si la peor de las noticias acabara de llegar a sus oídos, como si no creyese lo que está oyendo.

— ¿Eso es cierto? — Asiento mirando el suelo. — ¿Porqué?

— No lo sé. —Paso una mano por mi nuca.

— ¿Sabes lo malo Bieber? Que me diste mierda, me has estafado cabrón. — Se acerca enfadado, pero Jeremy lo para.

— ¿Qué? Eso es imposible, Phil me la dio bien, él siempre hace bien su trabajo. —Frunzo el ceño.

— Lo que sea, los McClain quieren su droga bien, y la pagaron conmigo, por poco mandan a sus hombres por tu jodida culpa, ahora ellos la van a pagar contigo. —Ríe de una forma muy siniestra, como si supiese lo que va a pasar.

— No, esos no le harán nada, yo hablaré con sus hombres y haré que les llegue la droga, pero no van a tocarle ¿entendido? —Dice Jeremy metiéndose entremedio.

— Guerini, esos tíos ya tienen fichado a tu hijo o lo que sea este tío. Más de una vez les ha llegado mal la droga, no era lo que pedían y ellos son muy estrictos en esos temas, ya no le cuelan ni una más, tu hijo es un farsante, trabaja y encima mal. —Alza la voz.

— Me la sopla, que tengan cojones de venir y tocarme. —Espeto.

— Justin, hijo, cálmate, yo tengo que hablar sobre estos temas contigo.

— ¿Pero quién coño son esos tíos para decir que me van a matar eh? —Grito desesperadamente.

Miro a mamá ella se sienta en una de las butacas y suspira pasando una mano por su cabello, como si no creyese todo esto o algo así.

Y porqué Derek ha llamado a mi padre ¿Guerini? Él se apellida Bieber, de ahí mi apellido, maldita sea esto parece una jodida telenovela.

— Derek, hijo, debemos dejar que Justin hable con su padres a solas, ven. —Dice Edward mientras se lleva a Derek empujándolo hacia la salida.

Cuando estos salen de la sala nos sentamos en el alargado sofá color crema, dejo todo mi peso en ese acolchado sillón y suspiro, mamá no dice nada. Solo mira atenta todos mis gestos y los de Jeremy. Él también se sienta pero en una de las butacas, al lado de mamá.

— Tenemos mucho de qué hablar. —Susurra él.

— Sí, eso ya lo sé.

— Debes venir a Italia Justin, en realidad para eso vine, pero ahora has de hacerlo quieras o no, no puedes estar solo ante esto, esa mafia es muy importante en Rusia, y no sabes de lo que son capaces. —Rasca su nuca.

¿Irme? ¿Dejar toda mi vida aquí? Ahora mismo acabo de reencontrarme con mi mejor amiga y pretende que lo deje todo sin más. Ya, pues lo lleva claro.

Frunzo el ceño y río sarcástico.

— Ya, supongo que ya sabes que no me voy a ir ¿verdad?

— Justin cariño… —Susurra mamá acariciando mi espalda. — Sé que acabas de volver a ver a Ashley y que no quieres perderla de vista otra vez, pero es por tu bien.

— No solo por el suyo, sus amigos en cierto modo corren peligro también, ya que esa mafia nos controla Justin, saben que eres mi hijo y ellos son fuertes enemigos así que controlan toda nuestra vida. Saben todo acerca de nosotros, nuestras amistades, nuestra familia… Todo Justin y estás muy en peligro más ahora que les has traicionado aún siendo sin querer. Tu familia amigos y sobretodo tú estáis en peligro hijo.

— ¿Y si yo me voy aún estarán en peligro? —Jeremy asiente.


Ashley en peligro, muy bien pues si yo me voy ella también viene quiera o no. No pienso dejarla aquí sola.

— Pues iré, pero Ashley vendrá. —Miro a mamá, esta entreabre la boca y frunce el ceño.

— Si ella no quiere ir no puedes obligarla, además aquí estará bien… —Intenta hacerme entrar en razón pero es obvio que no la dejaré aquí rodeada de mafiosos sin algún tipo de protección.

— ¿Quién es esa tal Ashley?

Mamá chasquea la lengua y sonríe un poco al fin después de todo el rato que ha estado seria sin hablar.

— Una vieja amiga de Justin, él la quiere mucho. —Susurra intentando aguantar su risa. Le dedico una mirada fuerte, de estas que si las miradas matasen entonces estarías a 2 metros bajo tierra.

— ¿Tu novia o tu ex? —Frunce el ceño.

— Mi antigua mejor amiga, ella y yo dejemos de vernos durante cuatro años, pero ahora ha vuelto a Canadá, y … No quiero volverla a perder. —Trago saliva.

— ¿Te gusta eh? —Ríe entre dientes.

— No. — Hago una pausa. — No me gusta, la quiero como a una hermana.

— Bueno, pues si ella quiere puede venir, pero piensa que estará viviendo con la mafia. —Aclara su garganta.

— Lo sé, pero ella no sabe hablar Italiano, le costará mucho.

— No importa, yo tampoco sabia y ahora mírame. —Sonríe.

Una pregunta ronda sobre mi cabeza desde que sé que mi padre es un mafioso así que no evito preguntarle.

— ¿Mataré a tipos? —Le miro e intento no mirar a mamá porqué se que ella querrá matarme.

— Puede, pero por ahora creo que no será necesario no te preocupes. —Niega con su cabeza.

— No, es decir, me gustan las armas. —Suelto sin más.

Un silencio incomodo se crea en aquella sala. Evito mirar a mamá, noto como carraspea. Jeremy suspira.

— Bueno, en algo nos parecemos. —Murmura.

Chasqueo la lengua, miro el suelo, pero seguidamente vuelvo a fijar mi vista en él.

— Sí, supongo que ya tenemos algo en común.

+

Me despedí de mi padre, quedé con él pasado mañana, tenía solo un día para convencer a Ashley de que por favor viniese conmigo a Italia.

Sé que será difícil porque no creo que deje a su abuela aquí así como así, pero supongo que su abuela estará de acuerdo mientras sea por la seguridad de su nieta, más si mamá habla con ella.

Camino apresurado hacia la casa de Ashley, toco una, dos, tres veces pero nadie contesta, así que me voy a mi casa, al subir al dormitorio hecho un vistazo a la ventana de esta. Está cerrada, o duerme o está fuera seguramente con Cara.

Suspiro, me dejo caer en la cama, pienso en todo lo que he vivido durante estos días.

Agarro el móvil, lo desbloqueo y le mando un mensaje a la señorita bipolar.

“Cuando puedas ven a verme, tengo que hablar contigo, es muy importante y solo tengo un maldito día para convencerte de algo.”

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ES UNA MIERDA ESTE CAPITULO ._. LO HE ESCRITO CON PRISAS, PERO TENÍA QUE ACABARLO, SI NO NO PUEDO AVANZAR, LOS DEMÁS PROMETO QUE SERÁN BUENOS. JEJE. PUEH ESO LO SIENTO KSJDHASJKDHJKAS.

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