“Debes hablar con ella” Dice mi otro yo, ¿Pero cómo? ¿Cómo le digo que soy su mejor amigo? Creo que ya no me recuerda y eso realmente me fastidia. Ha sido como una hermana para mí todo este tiempo, y ahora después de cuatro años no la he visto como una niña, todo lo contrario, ahora es caliente como el fuego.
Narra Ashley.
El chico de la ventana me suena bastante, pero no logro recordar quién es, no encaja nadie en ese perfil, además creo que por Stratford no conozco a nadie que esté tan bueno, así que es obvio que no lo conozco de nada, río sola mientras abro las ventanas de nuevo, ya no está ese chico. Realmente me incomoda que su ventana de a la mía porqué desde allí debe de verse todo al igual que yo lo veo todo desde la mía. Pude ver perfectamente a la chica que estaba en su cama, y agh, me repugna pensar en lo que han hecho y en que si no cierra esa maldita ventana puedo verlo todo. Hago una mueca y me siento en la cama, miro a mi alrededor, como 5 fotos con Justin, jugando en los columpios, comiéndonos una tarta de chocolate… Él ha sido muy importante para mí. Suspiro y me dejo caer en la cama, siento un ruido, me incorporo abro los ojos y veo al chico de antes en mi habitación, de pie sonriendo, grito y le miro curiosa.
— Shhh. — Pone su dedo índice en sus labios y ríe.
— ¿Qué coño haces en mi habitación? Maldita sea sal de aquí o ya verás. — No grito, pero hablo bastante fuerte.
— Aún sigues siendo así. — Ríe, queda mirándome a los ojos.
— ¿Cómo que aún sigo siendo así? — Le miro interrogante, él solo niega con su cabeza riendo.
— Veo que tú tampoco me has reconocido Ashley. — Humedece sus labios.
Le miro fijamente a los ojos y frunzo el ceño. Sus ojos no han cambiado, sus labios tampoco, creo que se quien es, quiero abrazarle, pero no estoy segura de que sea él.
— ¿Justin? — Abro los ojos, él sonríe y entonces es él quien me abraza. — Justin dios mío, no puedo creer que seas tú. — Tapo mi boca con una de mis manos y río nerviosa él ríe al ver mi reacción, sus ojos brillan.
— Me alegra saber que me has reconocido, yo no lo habría hecho a no ser por mi madre — Frunce el ceño mirándome de arriba abajo, eso se me hace raro, pero se me hace aún más raro el que antes haya pensado que Justin estaba bueno Agh.
— Joder Justin, has cambiado demasiado. — Sonrío. Su pelo ahora está más corto, antes apenas podía ver sus ojos a causa de su flequillo, ahora él está fuerte, lo pude comprobar antes cuando me dijo que bajara la música. Ahora es un hombre.
— No soy el único que ha cambiado, ya te he dicho que si no es por mi madre no te reconozco, y no hubiese estado bien follarte siendo como una hermana — Ríe.
Abro los ojos, ¿Qué ha pasado con el Justin tierno? Niego con la cabeza riendo y le pego un pequeño codazo en el pecho.
— Oye, tú muy pronto das por entendido que me ibas a follar — Frunzo el ceño y río.
— Ashley… Debes conocerme ahora, todas están locas por mí, y la verdad, quieren que las folle, son como adictas a mí y eso a Jane le molesta. — Ríe. — Pero tranquila, no me follo a las feas, esas no entran en mis planes.
— Oh dios, eres un maldito mujeriego. — Espeto.
— Eso es lo que tiene estar tan bueno, vamos Ashley tu también has pensado en lo bueno que estaba hasta que has sabido que era yo, Justin. — Cruza sus brazos y mira hacia otra parte.
— Tú no puedes saber eso Bieber. — Río negando con la cabeza, realmente este chico no ha cambiado tanto como parece.
— ¿Has llegado hoy verdad? — Cambia de tema rápidamente y enreda los dedos en su cabello dorado.
— Sí.
— ¿Quieres ir a una fiesta? Es esta noche, en la casa de Kellan. — Sonríe mientras busca en sus bolsillos.
— No sé, no conozco a nadie. — Frunzo el ceño.
— Vamos, si me conoces a mi ya basta, todo el mundo me conoce. — Ríe, saca un paquete de tabaco de sus bolsillos, desliza el dedo por la caja sacando un cigarrillo, lo coloca entre sus labios y lo enciende.
— ¿Porqué fumas? — Hago una mueca.
— Ashley, ¿No crees que con 19 años puedo hacer lo que quiera? Digo, no soy ningún crio de 9 años ni nada por el estilo, a parte, me relaja y a las tías les pone. — Ríe de lado con el cigarro en la boca.
— Dugh, te matas a ti mismo, bien Bieber. — Sacudo la cabeza.
— ¿Bueno, vendrás a la fiesta o no?
— Está bien. ¿A qué hora pasas a buscarme?
— ¿Quieres que te recoja? Pero si vivo al lado, ven tú. — Suelta sin más.
Ruedo los ojos y le miro confusa, ¿Desde cuándo Justin vive aquí al lado? Yo recuerdo que vivía a unas manzanas de aquí. Ya que siempre que queríamos quedar necesitábamos que nuestros padres nos llevaran a la casa del otro, éramos unos mocos.
— ¿Qué coño haces en mi habitación? Maldita sea sal de aquí o ya verás. — No grito, pero hablo bastante fuerte.
— Aún sigues siendo así. — Ríe, queda mirándome a los ojos.
— ¿Cómo que aún sigo siendo así? — Le miro interrogante, él solo niega con su cabeza riendo.
— Veo que tú tampoco me has reconocido Ashley. — Humedece sus labios.
Le miro fijamente a los ojos y frunzo el ceño. Sus ojos no han cambiado, sus labios tampoco, creo que se quien es, quiero abrazarle, pero no estoy segura de que sea él.
— ¿Justin? — Abro los ojos, él sonríe y entonces es él quien me abraza. — Justin dios mío, no puedo creer que seas tú. — Tapo mi boca con una de mis manos y río nerviosa él ríe al ver mi reacción, sus ojos brillan.
— Me alegra saber que me has reconocido, yo no lo habría hecho a no ser por mi madre — Frunce el ceño mirándome de arriba abajo, eso se me hace raro, pero se me hace aún más raro el que antes haya pensado que Justin estaba bueno Agh.
— Joder Justin, has cambiado demasiado. — Sonrío. Su pelo ahora está más corto, antes apenas podía ver sus ojos a causa de su flequillo, ahora él está fuerte, lo pude comprobar antes cuando me dijo que bajara la música. Ahora es un hombre.
— No soy el único que ha cambiado, ya te he dicho que si no es por mi madre no te reconozco, y no hubiese estado bien follarte siendo como una hermana — Ríe.
Abro los ojos, ¿Qué ha pasado con el Justin tierno? Niego con la cabeza riendo y le pego un pequeño codazo en el pecho.
— Oye, tú muy pronto das por entendido que me ibas a follar — Frunzo el ceño y río.
— Ashley… Debes conocerme ahora, todas están locas por mí, y la verdad, quieren que las folle, son como adictas a mí y eso a Jane le molesta. — Ríe. — Pero tranquila, no me follo a las feas, esas no entran en mis planes.
— Oh dios, eres un maldito mujeriego. — Espeto.
— Eso es lo que tiene estar tan bueno, vamos Ashley tu también has pensado en lo bueno que estaba hasta que has sabido que era yo, Justin. — Cruza sus brazos y mira hacia otra parte.
— Tú no puedes saber eso Bieber. — Río negando con la cabeza, realmente este chico no ha cambiado tanto como parece.
— ¿Has llegado hoy verdad? — Cambia de tema rápidamente y enreda los dedos en su cabello dorado.
— Sí.
— ¿Quieres ir a una fiesta? Es esta noche, en la casa de Kellan. — Sonríe mientras busca en sus bolsillos.
— No sé, no conozco a nadie. — Frunzo el ceño.
— Vamos, si me conoces a mi ya basta, todo el mundo me conoce. — Ríe, saca un paquete de tabaco de sus bolsillos, desliza el dedo por la caja sacando un cigarrillo, lo coloca entre sus labios y lo enciende.
— ¿Porqué fumas? — Hago una mueca.
— Ashley, ¿No crees que con 19 años puedo hacer lo que quiera? Digo, no soy ningún crio de 9 años ni nada por el estilo, a parte, me relaja y a las tías les pone. — Ríe de lado con el cigarro en la boca.
— Dugh, te matas a ti mismo, bien Bieber. — Sacudo la cabeza.
— ¿Bueno, vendrás a la fiesta o no?
— Está bien. ¿A qué hora pasas a buscarme?
— ¿Quieres que te recoja? Pero si vivo al lado, ven tú. — Suelta sin más.
Ruedo los ojos y le miro confusa, ¿Desde cuándo Justin vive aquí al lado? Yo recuerdo que vivía a unas manzanas de aquí. Ya que siempre que queríamos quedar necesitábamos que nuestros padres nos llevaran a la casa del otro, éramos unos mocos.
—¿Desde cuándo vives ahí? — Él sopla, me mira a los ojos.
— Desde que te fuiste Ashley. No quería que otra persona comprara la casa y bueno, estar al lado de la casa en la cual había pasado momentos inolvidables me hacía sentir bien. — Susurra.
Sonrío automáticamente al escuchar eso, realmente él también lo había pasado mal cuando yo me fui a California.
— Bueno, tengo que hacer cosas, ¿Qué tal si luego nos vemos?
— Vale, pues hasta luego. — Sonríe y salta hacia su ventana ya que no hay mucho espacio entre ambas.
— ¡Y no vuelvas a entrar así o me obligarás a poner un pestillo en la ventana! — Grito.
— Vale, pues hasta luego. — Sonríe y salta hacia su ventana ya que no hay mucho espacio entre ambas.
— ¡Y no vuelvas a entrar así o me obligarás a poner un pestillo en la ventana! — Grito.

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