martes, 30 de julio de 2013

Capitulo diecisiete.








•Capitulo diecisiete – Florencia.

“Ashley” susurra una voz aterciopelada contra mi oreja.

Entreabro los ojos, puedo ver como algunos rayos de sol chocan contra mi piel, giro la cabeza esperando encontrarle.

Ahí está, ahora lleva una camiseta negra de tirantes la cual hace que sus fuertes brazos se vean resaltados en ella junto a una cadena de oro que cae sobre su pecho.

Debe de haber saltado por la ventana una vez más para cambiar su ropa ya que su camiseta ayer era blanca de manga corta.

Lo miro preocupada, ya ha debido de sonar el despertador y ni me he enterado, esto es preocupante, no me extrañaría que sufriera de insomnio pero no de lo opuesto.

Me incorporo quedando sentada, puedo fijarme al completo de cómo va vestido de cintura para abajo. Lleva unos pantalones también negros y unas supra rojas, casual pero sexy.

¿Vas a seguir analizándome por mucho más tiempo? Sonríe mientras que carga sus dos grandes negras maletas hasta el pasillo para dejarlas con las mías.

Oh, mierda esto de disimular no es que sea lo mío, definitivamente no lo es.
— ¿Me he dormido? —Ignoro su pregunta.
— Sí, eres una marmota, no has cambiado para nada. —Ríe sentándose en la silla que está junto al tocador.
— ¿Ya has desayunado?
— Sí, tu abuela no ha tardado en ofrecerme gofres. —Sonríe tierno.
— ¿Mi abuela sabe que estás aquí? Digo, que has pasado la noche conmigo, mierda quiero decir…
— Sí, ya te entendí. —Dice interrumpiéndome a la vez que me salva de ese estúpido atasco con las palabras. — La verdad es que después de despertar salí por la ventana hacia mi habitación, una vez allí me vestí y agarré las maletas para luego llegar a tu casa como una persona normal. —Hace una pausa. — Por la puerta.
— Wow, tú haciendo algo normal… Señoras y señores se acerca el fin del mundo. —Pongo voz del hombre de las noticias, entonces ambos comenzamos a reír.
— Anda, cámbiate de ropa come algo y vamos hacia el aeropuerto, allí nos espera Jeremy.

Empiezo a pensar que él es como una madre o algo así, todo el tiempo ordenando y con prisas.

Cojo algo de ropa http://www.polyvore.com/love_will_remember/set?id=89084119 , seguidamente entro al baño para cambiarme allí ya que obviamente no lo iba a hacer en la presencia del chico.

Al cambiarme cepillo mi cabello, este queda al natural creando algunas ondas.

Salgo del baño y sonrío al ver a Justin frente la puerta con una gran sonrisa.

— ¿Vamos? —Digo intentando romper ese silencio tan incómodo.
— Sí, vamos. —Camina hacia fuera de la habitación, coge sus maletas y baja hacia abajo.

Yo cargo las mías como puedo medio arrastrándolas por las escaleras, él me mira desde abajo intentando contener su risa, pero algo falla y entonces escucho un leve “Jaja” proveniente de su melosa voz.

Lo fulmino con la mirada mientras dejo las maletas al lado de la puerta y camino hacia la cocina para coger una magdalena.

— ¿No vas a querer gofres cariño? —Nanny salta a la escena, al parecer estaba en el salón.
— No, no tengo hambre. —Encojo mis hombros.

Ella sonríe mientras se abalanza a mí con una tierna pero triste sonrisa, yo me hundo en sus brazos y no dejo de susurrarle “estaré bien” mientras algunas lágrimas logran escapar de mis ojos a pesar del esfuerzo que he hecho por contenerlas.

— No llores niña o harás que yo también me ponga sentimental. —Susurra mientras acaricia mi espalda con ánimos de tranquilizarme.
— Te echaré tanto de menos… ¿De veras quieres que me vaya? —Susurro contra su cabello.

De alguna forma noto como ella mira a Justin, después me separa de sus brazos aún mirando al chico de cabellos dorados que espera junto a la puerta mientras sostiene las maletas y mira algo triste.

— Estarás bien con él.

En ese preciso instante miro a Justin, este le sonríe tierno, como agradeciéndole el gesto, después vuelve a fijar su mirada en mi. No sé cómo pero logro entender su mirada y es algo así como “Vamos, no hagas esto más doloroso” y tiene razón. Abrazo y beso la frente de la abuela por última vez, camino hacia donde el rubio está, tomo mis maletas y suspiro.

— Sí, lo estaré. —Murmuro.

Dirijo una última mirada triste hacia la abuela. Hoy se ve radiante, su cabello grisáceo parece algodón cae sobre sus hombros, y es chistoso describirlo así pero creo que nada le queda tan bien como esa palabra “algodón”.

Ella agita su mano de un lado al otro mientras sonríe dulcemente hacia nuestra dirección. Veo como Justin susurra un “adiós señora” mientras sonríe para después mirarme a mí y salir por la puerta.

+

Justin se encuentra dormido a mi lado en el avión, más bien encima de mí, él se ve muy dulce, prácticamente como un ángel.

Su cabello está completamente despeinado, no puedo evitar enredar mis manos en él, siempre tuve esa pequeña debilidad en cuanto a los chicos. No puedo resistirme a hacer eso más cuando su cabello es tan sedoso y salvaje.

Él está descansando con la cabeza en mi regazo, y es como algo bonito pero simple a la vez.

Bonito porque me recuerda a una de esas películas en las cuales el chico es apuesto y encantador, entonces la chica está colada por él y bueno, el chico simplemente lo hace con inocencia, pero a ella le agrada eso porque lo ama. Sí, vaya paranoias más raras me hago, realmente creo que tengo que dejar de ver películas de amor y esas cosas, porque me afectan demasiado. Al fin y al cabo esto es muy simple, él estaba cansado y he accedido a que durmiera cómodo, nada más.

Jeremy parece un buen hombre, cuando llegamos al aeropuerto fue amable y bromista, de seguida trató de entablar una conversación conmigo para saber de mi relación con Justin. El chico de cabellos dorados simplemente no soltaba prenda, era callado y para nada como él es realmente, con su padre era distinto, una persona totalmente diferente.

Jeremy ahora se encuentra mirando su móvil mientras teclea muy concentrado sin prestar atención a nada en cuanto lo rodea. Siquiera ha notado que yo ya he despertado de mi pequeño sueño, así que concentrado creo que es poco para definir como él está.

+

“Despierta señorita, ya hemos llegado” esa melosa voz una vez más interrumpía mis más profundos sueños. Pero realmente me agrada despertar así, con esa aterciopelada voz que deja atontados a mis sentidos.

“Hmmmm…” Me quejo mientras me acurruco para seguir aún durmiendo.

— No Ashley, no puedes seguir durmiendo, acabamos de llegar y hemos de coger el equipaje.

Abro los ojos y veo al chico con la sonrisa más blanca y bonita del mundo; Justin.

Me incorporo, no quiero parecer una vaga, porque realmente no lo soy; Bueno sí, lo soy un poquito, pero qué más da, no quiero parecerlo aún más.

Froto mis ojos haciendo que me visión sea más clara. Cuando me siento con fuerzas levanto del sillón en el que he estado pegada tanto tiempo, prácticamente noto como si aún lo llevara pegado en el culo, que molesta sensación.

Sacamos las maletas y las llevamos a un coche negro con los cristales tintados también que está estacionado frente al avión.

En el trayecto del coche decido iniciar una conversación porque me parece terrible que Justin no lo haga, es realmente incomodo el silencio y por eso soy de esas personas que prefieren romperlo a hundirse en él.
Bromeo sobre cosas que han ocurrido estos días, Justin sonríe de vez en cuando y a veces me regala algún “Si, claro” cosa que no soporto que haga porque parece que lo diga de mala gana, aun que creo que es eso.

Al llegar a la casa situada en Florencia el chofer dice algo que no logro entender, maldito Italiano, tan sexy pero tan difícil.

Justin baja primero y abre mi puerta, lo miro sorprendida ante el caballeroso gesto que este acaba de hacer. Él sonríe de lado, sabe lo mucho que me ha sorprendido el que él haga eso, pero para colmo él carga con mis maletas mientras las suyas las carga el chófer.

Jeremy como siempre teclea rápidamente a través de su móvil muy concentrado. Veo como Justin le dirige miradas pero rápidamente posa su vista en la gigantesca y bella mansión que tenemos frente a nosotros.

Un color marfil tinta la bonita fachada de la casa dándole un toque elegante y distinguido, el gran jardín de un verde vivo adorna el exterior de la casa junto a unos grandes árboles acompañados por unos bancos de robusta madera.

Jeremy deja de lado su fiel amigo digital para sacar las llaves de tal grande casa. Cuando las logra encontrar de entre su chaqueta escoge de entre unas 5 llaves al parecer una dorada que al mismo tiempo la lleva a la puerta de madera blanca. Esta hace un sonoro “clack” y se entre abre dejándonos ver su tan glamouroso interior.

Muebles de madera clara con toques blancos adornan al parecer la casa. Pomos dorados en las grandes puertas de color blanco, suelo de baldosas color marfil al igual que su fachada y paredes claras con algunos destellos “¿Oro?”; pienso.

Miro a Justin, este mira la casa fijándose en cada detalle al parecer como yo, pero con menos admiración, ya que recuerdo que él tiene un lujoso coche y quizás no le impresiona tanto.

— Es preciosa. —Susurro admirando cada rincón de esta.
— ¿Te gusta? Pues me alegro de que sea así, este será tu hogar por un largo tiempo. —Dice Jeremy mientras camina hacia las escaleras. — ¿Chicas? —Grita haciendo que su grave voz retumbe en toda la casa.

Miro a Justin, me acerco a él y acaricio su espalda, dándole apoyo y algo de tranquilidad, ya que seguramente él necesita de eso en estos momentos.

Al cabo de unos pocos minutos unos tacones rosados asoman por lo alto de las escaleras acompañados de otros negros.

Una rubia de ojos azules aparece junto a una mujer de  más o menos la edad de Pattie de cabello color carbón al igual que sus ojos.

Jeremy las mira sonriente mientras se acerca para quedar al lado de estas, Justin las mira analizándolas al igual que yo.

— Justin, hijo, ella es mi mujer, Erin.
— Hola Justin, encantada. Sé que no seré como tu madre, porque madre solo hay una, pero intentaré caerte bien. —Sonríe mientras se acerca para abrazarle, después me mira sorprendida. — ¿Tu novia?

Noto como mis mejillas arden y supongo que ya han adaptado ese color rojizo que tanto odio. Odio con todas mis fuerzas que mi cuerpo reaccione de tal manera porque me delata y con ganas.

— Su amiga. —Sonrío.
— Mejor amiga. —Corrige el chico que hasta ahora había permanecido callado.

Lo miro sorprendida pero alegre. Erin se acerca cuidadosamente hasta que me abraza, seguidamente vuelve a quedar al lado de la rubia, la mira esperando a que esta se presente, pero la muñeca Barbie solo se limita a hacer algún que otro puchero.

— Kim, su hija. —Da un paso hacia adelante, mira a Justin sonriente, después me mira a mí con algo de… ¿Desprecio?
— Justin. —Dice algo tajante.
— Ella es hija de Erin, más o menos es un caso como el tuyo Justin, su padre es otro hombre, pero por cosas de la vida la traté desde que ella era pequeña y bueno, es más mi hija que otra cosa. —Explica Jeremy mirando a su hija. — Erin, ella es Ashley Johnson, y bueno Ashley, ella es Kim Guerini, la diseñadora de la que te hablé.

Vale, la rubia que parece plástica es la diseñadora que supuestamente me va a colocar en el mundo de la moda y parece que sus miradas más bien desde que me ha visto han sido de desagrado y desprecio más que otra cosa. En realidad está mal lo que estoy haciendo, la estoy juzgando sin conocer, quizás la chica no es mala persona, simplemente da una imagen que no es, quizás le cuesta dar charla y no sé. Lo que sea; jamás se debe de juzgar un libro por su portada.

— Encantada Kim, supongo que ya te habrán dicho cual es mi sueño. —Digo sonriente esperando caer bien.

— ¡Sí desde luego! —Exclama amistosamente cosa que me sorprende. — Tenemos que hablar de eso, pero a simple vista encajas con el prototipo. —Sonríe.

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